La ansiedad es un aspecto normal del estado emocional de los seres humanos, en el cual existe un alto grado de actividad del sistema periférico.
Este estado emocional está ampliamente relacionado con el sentido de supervivencia, tal como lo son el miedo, la ira, la tristeza y la felicidad. La ansiedad puede convertirse en un trastorno de pánico que genera la sensación de que va a fallecer, desmayos y hasta de persecución.
La palabra ansiedad traduce a un estado de angustia o aflicción que puede sufrir una persona sin necesidad de existir motivo alguno para tener realmente una preocupación o estrés que conlleve a la pérdida de control o sensación de no tener solución al problema presentado.
El trastorno de ansiedad es generalizada, es un estado en el que se encuentra inquieto el ánimo de una persona, es un sentimiento que genera miedo, desasosiego y preocupación.
La ansiedad es un trastorno psicológico más común de lo que se cree, está relacionado con el estrés ambiental que sufren las personas en el común día a día, según estadísticas esta enfermedad afecta más a las mujeres que a los hombres.
La ansiedad se da por el miedo que existe en el ser humano al futuro y, lo que éste le puede deparar, el miedo y rechazo a los cambios por parte del ser humano hace que se pueda producir un ataque de pánico en relación a los futuros acontecimientos que puedan ocurrir.
El vivir dependiendo del futuro puede producir graves problemas de trastorno generalizado de ansiedad, por esto, los especialistas tratan este problema intentando realizar una recodificación de los pensamientos de la persona, para que ésta piense más en el presente y no en el futuro, para así no generar problemas de ansiedad y estrés, que lo mantengan viviendo en el presente y en el día a día.
La Organización Mundial de Salud (OMS) considera que la ansiedad prolongada y sin tratamiento puede causar un ataque de pánico, así como generar un trastorno obsesivo compulsivo y fobias en la persona que la sufre, lo cual suelen tratar los médicos con ansiolíticos y terapias psicológicas.
La ansiedad no siempre es un problema patológico, como ya hemos afirmado, la ansiedad es un sentimiento necesario en las personas como la felicidad, el miedo o la tristeza, ya que en algunos momentos de la vida es necesario sentir un poco de ansiedad ante eventos relevantes o importantes, como por ejemplo la ansiedad que siente un jugador antes de un partido de fútbol importante, o la ansiedad para que todo salga bien en la organización de algún evento, que en estos casos mantiene a la persona atenta y preparada para los posibles acontecimientos, totalmente diferente a lo ocurrido en el trastorno de ansiedad generalizada o en el trastorno de pánico.
El tratamiento más utilizado y recomendado para la ansiedad es vivir el presente, disminuir la importancia del futuro, para así, no depender de los acontecimientos que puedan ocurrir y, por el contrario, concentrarse en el presente, en el día a día, mantenerse ocupado, haciendo labores que generen la sensación de que el tiempo pasa más rápido y así no pensar en los futuros problemas que puedan presentarse, a lo cual muchas personas aconsejan que las personas deben ocuparse en el momento de la llegada de alguna situación o problema y no preocuparse antes de que estos ocurran.
Síntomas de la Ansiedad
Existen síntomas de diversos tipos cuando estamos en presencia de problemas de manejo de la ansiedad, dentro de éstos podemos destacar los siguientes:
- Psicológicos: sensación de amenaza y peligro, inquietud, inseguridad en sí mismo y con los demás, temor a perder el control y aumento en las sospechas e incertidumbre.
- Físicos: Sudoración, nauseas, vómitos, falta de aire, temblores, tensión, rigidez muscular y más graves como insomnio, trastornos de alimentación y disfunción sexual.
- Cognitivos o Intelectuales: preocupación excesiva, expectativas negativas, sensación de confusión, dificultad de atención, concentración y memoria, abuso de prevención y sospecha así como sentirse altamente susceptible.
- Sociales: Irritabilidad, dificultad para mantener conversaciones con las personas, bloqueos, temor excesivo a enfrentar posibles conflictos.
- De Conducta: Rigidez, dificultad para actuar, impulsividad, alerta e hipervigilancia, movimientos torpes de manos y brazos, cambio de voz, tensión en las mandíbulas, dudas.